Fonte: Google (2015)
Nos meses iniciais do ano é um excelente momento de escrever sobre o tema do título desse artigo porque neles ocorrem os principais créditos fiscais da administração como, por exemplo, sobre os bens imóveis urbanos e veículos.
Observa-se que do lado dos pagantes é um momento de aborrecimento uma vez que, além dessas dívidas, muitas outras também são pagas nesse período como é o caso das matrículas, uniforme e material escolar.
Logo depois vem o imposto de renda a pagar, no montante que nem sempre é baixo porque o governo comete a injustiça de não corrigir o valor das faixas de cálculo do imposto durante vários anos.
Como não bastasse a carga tributária brasileira analisada globalmente é insuportável para os obedientes da lei, principalmente os assalariados. Portanto, não é errado dizer que essa maneira de receber o imposto de renda é um ato imoral e cruel contra os contribuintes.
A situação é ainda mais aguda ao se comparar a brutal carga tributária com a (má) qualidade dos gastos públicos e a prestação de serviços à população. O serviço prestado não condiz com o que se cobra em impostos, taxas e tarifas. Esse fato pode ser chamado de macrocefalia administrativa porque a cabeça da Nação representada pelo o Estado é grande e as outras partes do corpo, simbolizadas pelos contribuintes são pequenas.
Neste cenário deve-se ressaltar que não é errado apoiar o crescente protesto dos contribuintes ante a falta de empenho dos governantes em equilibrar as contas ao tempo que impõe qualidade aos gastos para oferecer um custo benefício favorável aos brasileiros.
Portanto é indispensável aprovar medidas de eficiência administrativa, financeira e operacional para que seja possível melhorar a prestação de serviços públicos sem aumentar, mas sim diminuir os impostos, taxas ou tarifas.Fazer isso constitui um ato de competência gerencial que indubitavelmente só depende de se ter a coragem, querer fazer e vencer os obstáculos políticos e sobretudo partidários.
TEXTO EN ESPAÑOL
En los primeros meses del año es un momento excelente para escribir sobre el tema del título de este artículo ya que en ellos ocurren los principales créditos fiscales de la administración como, por ejemplo,sobre los bienes inmuebles urbanos y los vehículos.
Se observa que el pago de la parte es un momento de molestia, ya que, más allá de estas deudas, muchas otras también se pagan en ese período como matrícula, uniformes y útiles escolares.
Poco después viene el impuesto sobre la renta por pagar, la cantidad de la que no siempre es baja debido a que el gobierno se practica la injusticia de no corregir el valor del cálculo de las bandas de impuestos durante varios años.
Como no lo suficiente la carga tributaria brasileña analizada a nivel mundial es insoportable para los obedientes de la ley, especialmente los empleados. Así que no es un error decir que esta manera de recibir el impuesto sobre la renta es un acto inmoral y cruel contra los contribuyentes.
La situación es aún más grave cuando se compara la presión fiscal brutal con la (mala) calidad del gasto público y la prestación de servicios a la población. El servicio no coincide con lo que se exige en tasas e impuestos. Esto puede ser llamado macrocefalia administrativa porque la cabeza de la Nación representada por el Estado es grande y las otras partes del cuerpo, simbolizados por los contribuyentes son pequeñas.
En este escenario hay que señalar que no es incorrecto apoyar el creciente protesta de los contribuyentes por la falta de compromiso de los gobiernos para equilibrar las cuentas al tiempo que impone la calidad del gasto para ofrecer un costo beneficio favorable para los brasileños.
Por lo tanto, es esencial adoptar medidas de eficiencia administrativa, financiera y operativa para que pueda mejorar la prestación de los servicios públicos sin aumentar, sino reducir los impuestos, tasas o tarifas. Hacer esto constituye un acto de competencia gerencial que sin duda sólo depende de tener el coraje, querer hacer y superar los obstáculos políticos y especialmente partidarios.
EL GASTO PÚBLICO Y LOS IMPUESTOS EN BRASIL
Se observa que el pago de la parte es un momento de molestia, ya que, más allá de estas deudas, muchas otras también se pagan en ese período como matrícula, uniformes y útiles escolares.
Poco después viene el impuesto sobre la renta por pagar, la cantidad de la que no siempre es baja debido a que el gobierno se practica la injusticia de no corregir el valor del cálculo de las bandas de impuestos durante varios años.
Como no lo suficiente la carga tributaria brasileña analizada a nivel mundial es insoportable para los obedientes de la ley, especialmente los empleados. Así que no es un error decir que esta manera de recibir el impuesto sobre la renta es un acto inmoral y cruel contra los contribuyentes.
La situación es aún más grave cuando se compara la presión fiscal brutal con la (mala) calidad del gasto público y la prestación de servicios a la población. El servicio no coincide con lo que se exige en tasas e impuestos. Esto puede ser llamado macrocefalia administrativa porque la cabeza de la Nación representada por el Estado es grande y las otras partes del cuerpo, simbolizados por los contribuyentes son pequeñas.
En este escenario hay que señalar que no es incorrecto apoyar el creciente protesta de los contribuyentes por la falta de compromiso de los gobiernos para equilibrar las cuentas al tiempo que impone la calidad del gasto para ofrecer un costo beneficio favorable para los brasileños.
Por lo tanto, es esencial adoptar medidas de eficiencia administrativa, financiera y operativa para que pueda mejorar la prestación de los servicios públicos sin aumentar, sino reducir los impuestos, tasas o tarifas. Hacer esto constituye un acto de competencia gerencial que sin duda sólo depende de tener el coraje, querer hacer y superar los obstáculos políticos y especialmente partidarios.
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